Cunduacán, escenario de la Revolución de1910
Cunduacán fue escenario de la revolución en donde se distinguieron valientes tabasqueños.
En el mes de abril de 1914, siendo las 11 de la mañana, exactamente al frente del palacio municipal de la ciudad de Cunduacán, toda la población se sorprendió al ver una columna de soldados armados a caballo, casi a carrera con los fusiles en posición de combatir y formando
una gritería en que se escuchaba: ¡viva
Carranza!, ¡viva el supremo gobierno! y dando un
rodeo en la plaza haciendo un círculo, como de reconocimiento, enfilaron en una gruesa columna rumbo a Cuculteupa de donde regresaron para tomar posesión de los corredores de una larga casa contigua al palacio que terminaba en dirección de las torres de la catedral del centro de la ciudad.
La gran columna de soldados (unos 150 hombres) con dos carrilleras cruzadas en la parte del pectoral más una también llena de cartuchos en forma de cinturón, sombrero chontal de ala muy ancha, todos con largos bigotes, cuyas fisonomías demostraban ser soldados del norte del país, altos de piel tostada, a una voz del coronel que comandaba dicho escuadrón, la columna se
detuvo a lo largo del palacio municipal ante el azoro de los empleados de oficina de la presidencia. En dos columnas frente por frente alinearon los caballos y a una voz de mando pusieron los rifles en posición vertical, ya no en forma de acometer como llegaron; a otra vez de mando tomaron el 30-30 con la mano derecha, puesto que la izquierda sostenía la brida del
caballo y a un toque de corneta dieron pie a tierra en forma conjunta, dando muestra de una disciplina inigualable de tropa de caballería.
Posteriormente, la tropa desencilló las cabalgaduras y fueron amontonando las sillas e impedimentas en los corredores de la casa antes citada, que por cierto le llamaban la casa de Los Cara Bonita.
Ésta misma casa, se componía de unas seis habitaciones, todas hacia el frente con un corredor amplio cada una y de pilares circulares. Durante la revolución y las constantes acometidas de los rebeldes a la población, todos estos largos corredores estuvieron convertidos en fortines atrincherados con gruesas maderas rollizas
a manera de barricadas defensivas, que tenían un espesor de 90 centímetros rellenados de tierra y arena que podían soportar hasta las balas expansivas sin que cruzaran dichas defensas, puesto que las descargas que hasta allí llegaban se incrustaban en la arena; estas trincheras
tenían una altura hasta de 1.80 metros, donde
podían quedar al cubierto durante los tiroteos hasta los más altos soldados que al responder a los atacantes, sólo asomaban el cañón del fusil por los agujeros que exprofesamente tenía cada una de dichas trincheras.
Volviendo a la entrada de los soldados carrancistas, una vez que la tropa tomó posesión de la ciudad, una parte se acomodó en el interior de los cuartos de la amplia casa mencionada, principalmente la oficialidad; otro tanto de la soldadezca tomó por cuartel la iglesia parroquial
frente al palacio municipal y otra columna de soldados se posesionó de la escuela oficial en la calle frente al mismo palacio, de manera que toda la soldadezca formó tres cuarteles en el centro de la población.
En estos tres cuarteles montaban guardia día y noche los llamados centinelas que con su arma sobre el hombro, se paseaban de umbral a umbral de las puertas de dichos cuarteles, siendo removidos cada doce horas según la ordenanza de los jefes.
Entre tanto, las personas mayores platicaban muy discretamente de los hechos que por entonces estaban ocurriendo en el país con motivo de la revolución carrancista, que iniciaba el constitucionalismo que al fin triunfó al efectuarse el Congreso de Chilpancingo bajo la jefatura del barón de Cuatro Ciénagas, don Venustiano Carranza, que promovió la reforma constitucional bajo el nombre de La Carta Magna.
kunduakañero 3.0
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