Drakko X
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Combate en Cunduacán contra los rebeldes al mando del general Torruco en 1917


Eran las cuatro de la madrugada del 22 de junio de 1917 cuando sonaron los primeros disparos de fusilería de los rebeldes, al mando del general Benito Torruco que atacaban el cuartel de la población, sólo defendida por 40 soldados de infantería.

En ésta ocasión el combate tomó de sorpresa a la
población civil como a la tropa que no recibió el parte de entregar la plaza como era habitual costumbre de los cabecillas rebeldes que aún merodeaban por las zonas rurales de la Chontalpa. El tiroteo fue tomando mayor fuerza al amanecer a medida que los atacantes se iban acercando al cuartel, situado junto al palacio municipal donde también había trincheras por delante y en la parte trasera. A eso de las cinco de la mañana, cerrado el tiroteo, se escuchó una estrepitosa detonación: había sido el estallido de una granada de dinamita que por el barrio del Carmen, detrás del palacio, habían hecho detonar los rebeldes causando el derrumbe de una gruesa pared que cerraba el amplio patio del palacio municipal.
El capitán, jefe de la guarnición, hábil y valiente se hacía fuerte con sus escasos elementos, contando sólo como auxiliares con un teniente y dos sargentos.

Como Torruco y su gente penetró por el poniente de la ciudad por donde estaba cerrado el combate, hacia el lado de Jalpa de Méndez, al este, no había peligro alguno; a la hora de iniciado el tiroteo, el presidente municipal y su secretario don José María Fuentes y Jesús Quevedo se reunieron y trasponiendo patios salieron por el rumbo del poblado de Pechucalco tomando el camino hacia Jalpa de Méndez, llegando hasta allí a eso de las 10 de la mañana de donde se comunicaron por telégrafo con el jefe de la zona militar.

Dicho jefe destacó de inmediato 80 hombres de acaballería al mando del capitán Cecilio Pérez, que salieron casi a galope rumbo a Cunduacán; la distancia era entonces de 14 leguas (46 kilómetros) de modo que dicho refuerzo llegó a Cunduacán a eso de las 17 horas (5 de la tarde) penetrando por la calzada del Jahuactal, por el camino de la línea del telégrafo que era por donde se viajaba hacia la capital del estado. Al arribar la tropa de refuerzo a las goteras de la ciudad por Cuculteupa, aún escucharon el fuego de un lado y de otro en pleno combate. El capitán Chilo Pérez mandó tocar corneta de entrada al pueblo, toque que reconocieron los defensores de la plaza; al toque de corneta, del lado rebelde cesó el tiroteo (las 5:30 de la tarde) pues advirtieron que era refuerzo de tropa que llegaba.

El correo oportuno de las autoridades administrativas desde Jalpa salvó a Cunduacán de un desastre completo ya que los rebeldes habían sentenciado que por la noche derribarían el palacio con todo y trincheras con una bomba muy cerca, pero al ver un centinela de la torre la maniobra, de un certero tiro derribó al que esto hacía, recogiéndose dicha bomba, que fue exhibida en el cuartel.

Este fue el mayor combate efectuado en Cunduacán en aquellos tiempos por demás zozobrantes que se vivieron durante la revolución. Al comienzo de 1918, hubo éxodo en Cunduacán; después de este combate, cundió el temor por la falta de seguridad, familias enteras abandonaron la población radicándose en la capital del estado.





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